Camilo Sánchez Ortega, presidente de Andesco y del CGN
Tomado de Portafolio
Hoy el Gobierno enfrenta la peor crisis de sus finanzas públicas en muchos años, debido a que los ingresos corrientes son muy inferiores a sus gastos. Este panorama empeorará en el corto y mediano plazo por la suspensión de la regla fiscal durante tres años. También por un Presupuesto General derrochón y desfinanciado de $547 billones, supeditado a la aprobación de otra ley de financiamiento por $16,3 billones, desconociendo la actual coyuntura macroeconómica. Todo esto paralizará la generación de empleo y crecimiento económico, al meterle la mano al bolsillo a los de siempre: empresariado y clase media.
Este Gobierno pareciera no ser consciente de los alcances de su improvisación y populismo al afectar el sector productivo. La entrada en vigencia de la regresiva reforma laboral y querer incrementar el salario mínimo en un desproporcionado 11% aumentará la brecha de informalidad que hoy ronda el 56%.
Alarma ver cómo se crece desaforadamente la deuda, sin inversión, aumentando el número de empleos itinerantes a través de órdenes de prestación de servicios para apalancar maquinarias partidistas, como pudimos observar en los recientes eventos electorales.
Nuestras alertas se centran en un déficit fiscal creciente estimado en cerca del 8% del PIB; deuda externa con máximos históricos de cerca de 210 mil millones de dólares a julio de 2025, equivalente a casi el 50% del PIB; gasto oficial descontrolado y crecimiento económico soportado exclusivamente en el consumo y gasto improductivo del Gobierno.
A lo anterior se suma el impacto negativo del aumento del porcentaje de retención en la fuente, que está deteriorando los flujos de caja para operación e inversión de las empresas, al generarse un préstamo forzoso al Estado, con el agravante de que muchas de éstas no están arrojando utilidades, lo que les impedirá cruzar dichos préstamos.
La última perla antitécnica es la retención del 15 x 1.000 a las transacciones digitales a través de Bre-B, obstaculizando las operaciones comerciales y la bancarización, perjudicando a los más humildes emprendedores y usuarios, estimulando nuevamente el uso del efectivo como medio de pago, facilitando el lavado de activos y la evasión tributaria.
La combinación de bajo crecimiento económico y un déficit fiscal disparado es la bomba de tiempo que explotará al inicio del próximo Gobierno por las malas decisiones del actual.
Desde los gremios seguiremos evaluando leyes, decretos y resoluciones que están causando daño a nuestra economía y sociedad, para solicitar al próximo Gobierno los ajustes respectivos y así poder recuperar el rumbo y tiempo perdidos.
Como dijo Díaz Montilla: “La exigibilidad impositiva del Estado no puede estar por encima de la capacidad contributiva de los ciudadanos”.